al casi
desojado otoño mío.
Cubrió mi
corazón de invierno frío
mientras mi
alma desolada pena.
Qué triste
soledad es mi condena
y que
desconocido mundo habito.
Te busco y no
te encuentro en ningún sitio.
Solo es vacío el que me rodea.
Enjugo
lágrimas con un pañuelo
y sigo
viviendo como si nada.
Pero mi alma
no encuentra consuelo.
¡Tú no sabes
mi amor como te extraño
en mis días
sin luz, noches calladas,
porque yo
ahora no espero un milagro!
Eumenia Rodriguez
Gracias Eumenia por tú conmovedora poesía. Bienvenida a mí blog que desde ahora es también el tuyo. Te deseo que el consuelo y la paz lleguen pronto a tu vida, nunca olvidaré tu gesto.
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ResponderEliminarEumenia. el tiempo es quien manda en estas cosas. No se olvida pero se suaviza. Un abrazo. Rosario
ResponderEliminarEumenia. ¡Cuánta poesía! ¡Cuánta belleza hay en tu alma...!
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