Con la cabeza doblada el
cuerpo vencido,
el alma marchita y el
corazón partido.
Busco tu sombra, pero el
sol ya no brilla
y tú sombra está ausente.
Solo existes ya en un
recuerdo
aún caliente de la vida ya
vivida.
Ahora todo es nuevo
y estoy naciendo cada día
tratando de mirarme por
dentro.
Tratando de buscar los ecos
de mí derrota.
Pero los ecos me
avergüenzan
y la angustia humedece el
llanto.
Al calor del desvarió
solo existe la triste decepción,
de una ausencia de amargo
quebranto
y con los ojos cubiertos de
llanto,
porque ya no encuentro de
ti,
ni siquiera tu sombra.
Abril 2013
El cascarrabias
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